El águila que no quería volar fue un relato escrito en 1925 por el ghanés James Aggrey (1875-1927) que convirtió en álbum ilustrado, en 1985, el alemán Wolf Erlbruch (1948-). Un hombre captura y mete un aguilucho en el gallinero junto con las gallinas, los patos y los pavos, y le da maíz para comer. Pasado el tiempo, cuando un sabio le dice que puede volar como un águila, el hombre le dice que no, que ya es una gallina y jamás volará. El sabio intenta probar lo contrario y las dos primeras veces el águila vuelve con las gallinas. Pero la tercera el sabio la conduce a lo alto de una montaña y allí el águila mira directamente al sol…
James Aggrey compuso su relato como una llamada de atención a los pueblos africanos: en su versión original la narración termina dirigiéndose a los pueblos de África para decirles que, aunque fueron creados a imagen y semejanza de Dios, hay hombres que los han llevado a pensar como gallinas cuando, en realidad, son águilas… Las ilustraciones, tan buenas como cabe esperar siempre de un maestro como Erlbruch, tienen un punto de humor irónico.