¡Cómo me gustaría ser diferente!, de Michael Schober, es un buen álbum acerca de la necesidad de ir mejorando en experiencia de la vida y en conocimiento propio. En él se ven sucesivas escenas en las que, primero, se ve a un personaje que formula su sueño y, luego, la página se despliega para mostrarlo: una oveja a la que le gustaría ser rebelde; un conejo tímido al que le gustaría ser más valiente; una cerdita que desearía ser más fina y aseada; un elefante al que le gustaría ser más pequeño y pasar inadvertido; un caracol que desearía ser un gran corredor; una hipopótama a la que le gustaría ser menos pesada para bailar; etc. Las imágenes de los personajes son simpáticas, la composición de las escenas es buena, la idea que se desarrolla responde a las inquietudes de los lectores naturales del relato, y es apropiado el mensaje que se trasmite, no tanto de conformidad como de aceptación de las propias limitaciones. Y se puede apuntar, una vez más, la eficacia del lenguaje clásico de las fábulas: qué natural resulta representar cualidades humanas por medio de animales y qué facil es para los niños, y para todos, comprender así algunas cosas.