Monky, de Dieter Schubert (1947-), es un magnífico álbum sin palabras en el que todo se cuenta mediante una sucesión de formidables dibujos acuarelados.
A un niño que viaja en la parte trasera de la bici de su madre, se le cae un monito de peluche cuando pasan por un parque, o un bosque, y empieza la lluvia. Lo buscan, pero no lo encuentran, por lo que regresan a casa. Entretanto, vemos lo que le ha ocurrido al monito: unos ratones lo encuentran y lo destrozan; un erizo se lo arrebata y los erizitos juegan con el muñeco; una urraca se lo quita a los erizos y, más adelante, se le cae al río; luego un pescador lo pesca…
En cada cada doble página hay tres, cuatro, cinco, seis o siete imágenes distintas, cada una en un recuadro. Los personajes, animales y humanos, están bien caracterizados. La secuencia es perfecta. El lector se identifica con los sentimientos del chico, de pérdida, desolación y, naturalmente, de felicidad por la recuperación final de Monky.