Espera

Espera, de Antoinette Portis, es un álbum con la misma estructura de un paseo y la misma idea de fondo de Un camino de flores y de los que, al modo de Tú y yo, yo y tú, pone de manifiesto cómo la mirada fresca de los niños puede renovar la de los adultos.

Vemos sucesivas escenas de un niño que va siendo arrastrado por su madre, suponemos que de camino al colegio por la mañana. En la primera escena la madre mira el reloj y díce al niño «¡Rápido!» mientras el niño se queda mirando a un perro que le sigue. En la segunda el niño se agacha y se pone al nivel del perro y se ve que la madre se ha parado. En la tercera, en una calle vemos a la madre con el móvil en la mano que dice «¡Rápido!» mientras el niño mira hacia atrás no sabemos a qué. En la cuarta el niño saluda a un obrero que está trabajando en las obras de la calle. Y así continúa el relato: el niño se detiene para darle a un pato un trozo de sándwich, junto a una heladería, en un escaparate donde ve peces, en un arbusto donde ve una mariposa, o cuando cae la lluvia para abrir los brazos y la boca mientras su madre le pone un impermeable… La madre aguarda cada vez un poco pero sigue su camino imperturbable…

El estilo es eficaz: como es tan frecuente (no sin lógica) en los libros para prelectores, los dibujos están contorneados por lineas gruesas y contundentes. El paso narrativo es perfecto: se van repitiendo momentos semejantes con matices nuevos cada vez, en lo que sucede y en la forma en que se nos muestra. Hay cambios en la disposición de las escenas —las figuras pueden ir en la página izquierda o en la página derecha— con vistas a estimular la curiosidad del lector y hacerle preguntarse qué pasará en ese momento por la cabeza del niño o qué estará mirando. También, aunque lo normal es ver las figuras completas de la madre y el niño mientras andan, a veces se muestran primeros planos, por ejemplo del niño agachado al lado del perro, o de la mariposa en los dedos del niño…

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