Orzowei

Se ha publicado recientemente una edición de Orzowei, del italiano Aberto Manzi (1924-1997), con nueva traducción y un prólogo en el que la escritora Care Santos explica cosas del autor y hace un buen comentario de la novela.

Esta se desarrolla en África. Mohammed Isa, el «Orzowei» (abandonado), es un chico blanco que crece dentro de una tribu bantú: los Swazi. En ella —cito textos de la traducción de la edición anterior, en Noguer—, «cuando un muchacho era ya lo bastante mayor para ser admitido entre los guerreros, le cogían, le desnudaban, le teñían y le dejaban en libertad en la selva. Cualquiera que le descubriera podía cazarlo y matarlo. Nadie le podía ayudar, pues el castigo era la muerte. Tenía que vivir solo hasta que el tiempo hubiese borrado la pintura blanca; si lograba volver le nombrarían guerrero. Si no volvía, el poblado sabía que había perdido a un muchacho que nunca hubiese podido ser un buen cazador y nadie le lloraría». Isa tendrá consejeros sabios y, entre ellos, destacará Pao, el Gran Rey de los pigmeos.

Orzowei es una historia de aventuras en la selva, pero, sobre todo, es un libro de amistad y generosidad, de valentía y de solidaridad entre razas. De los hombres del «Pequeño pueblo», los pigmeos, Isa aprenderá que «no se preocupan del color de un hombre, pero se fijan en las acciones de ese hombre». Y uno de los boers que huyen de los ingleses, de nombre «Flor de Maíz», le protegerá. Como un nuevo Tarzán, pero más realista y más humano, a los quince años, Orzowei «se había convertido en un muchacho alto y esbelto. Su cuerpo era fuerte y no tenía grasa. Bajo la piel quemada por el sol había músculos de acero. Las largas cacerías y la vida en la selva le habían dado una resistencia y una agilidad extraordinarias. Sabía arrastrarse sobre el terreno más difícil, sin hacer el más ligero ruido. Sabía correr detrás de una jirafa herida, por más de cuarenta millas, sin cansarse».

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